La pasión blanquirroja: una herencia de padres a hijos

Hay pasiones difíciles de explicar con palabras, una de ellas es la blanquirroja. Esa sensación de ir de la mano con tu padre al fútbol, de andar con cierta prisa empujado por ese gusanillo interno del olor a partido, ataviado con tu ropa de ir a Las Gaunas, de revisar varias veces que llevas el carnet de socio porque es tu tesoro… Y no te puedes perder a tu Logroñés. Se oye el jaleo, se oye la ilusión y también las dudas, porque nunca se gana fácil en Logroño, da igual cuando leas esto, es nuestro sino, es nuestro ADN, pero eso hace que se saboree más lo bueno.

“Soy un enfermo del fútbol, venía a Las Gaunas (viejas) con mi padre, con cuatro añitos, cuando todavía no había gradas y el césped era casi como paja. Pero soy enfermo en el buen sentido de la palabra: de vivirlo con pasión, practicarlo, entrenar, no perderme un partido… Creo que el deporte bien utilizado es algo bueno para la sociedad”, recuerda Paco Ruiz de Gopegui, el año que entra en su séptima década. Lo hace justo en el emplazamiento que ocupó el mítico estadio Las Gaunas, el estadio que vio al Logroñés en Primera División, donde jugaron leyendas como Maradona y un sinfín de nombres que son parte de la historia del fútbol español y mundial.

A su lado su hijo, Javi, asiente con la cabeza. “Mis mejores recuerdos de la infancia eran venir con mi padre al fútbol, además me tocó vivir una época muy bonita”. Paco tenía mucha conexión con el Club Deportivo y Javi era de los que saltaba al césped para la foto del once. “También tengo fotos con Lineker, Begiristain, Buyo, Lopetegui, Prosinecki, Butragueño…”, relata mientras enseña imágenes que lo atestiguan y una camiseta del guardameta vasco, así como una casaca del Buitre cuando jugó en Las Gaunas con el Atlético Celaya.

La historia se ha repetido: su hijo Diego también tiene inmortalizadas las distintas temporadas en las que ha saltado con la Unión Deportiva Logroñés al césped para formar con la alineación, así como fotos con el ídolo de la familia: Miguel Martínez de Corta.

Tras la crisis volvió la pasión

Pero no siempre han estado en este nivel de asistencia al Municipal blanquirrojo. Como en toda relación apasionada también hubo crisis: “Cuando desapareció el Club Deportivo estuvimos un tiempo alejados, nos quedamos desilusionados. Pero en 2015 fuimos a ver a la Unión Deportiva Logroñés, porque yo tenía esa cosa de que mi hijo Diego no estuviera disfrutando del fútbol como había hecho yo de pequeño y desde entonces nos enganchamos. Para mí es una alegría que además de disfrutar mi hijo también lo haga mi padre”, cuenta Javi. Y vaya que sí se han enganchado: no se pierden las citas que se disputan en Las Gaunas y Diego es un gran fan.

“Cuando hay un partido importante estoy nervioso desde la semana anterior”, reconoce entre risas, con cara de pillo, a sus once años. “Mi padre y mi abuelo me cuentan historias de lo que se ha vivido en Logroño en el fútbol: en Primera, ascensos, etc.”. Él de momento ya ha vivido uno, el de La Rosaleda, aunque no tan intensamente como le hubiera gustado sin pandemia. “Al menos esa espinita que yo tenía de que no viviera momentos memorables, de los que quedan para toda la vida, ya la he quitado. En poco tiempo ha disfrutado de varios playoffs y de un ascenso, no está nada mal”, admite el padre de la criatura, Javi.

Sin embargo, queda mucho por vivir, volver a ver Las Gaunas como aquellos partidos de playoffs contra Badajoz y Hércules, que ahora recuerdan, o el día de Copa del Rey frente al Valencia CF: “para mí el más especial, nunca había visto tanta gente viendo al Logroñés en Las Gaunas”, subraya el joven Diego. La relevancia de la futura ciudad deportiva o el crecimiento social vivido por el club también son temas que destacan positivamente los Ruiz de Gopegui en la distendida charla.

Paco mira a sus blanquirrojos con esos ojos de abuelo y padre orgulloso: “Los tres hemos venido de niños al fútbol, los tres venimos siempre juntos y ojalá sigamos viniendo mucho tiempo”. Porque su caso, como el de muchos blanquirrojos, es la historia de una herencia de generación en generación con una misma pasión: el Logroñés.

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UD Logroñes

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